Falsa ignorancia.

Legaban momentos en los que prefería ser feliz con mi ignorancia, que desdichada con el conocimiento de su existencia.Pero realmente me es totalmente imposible ignorar algo que conozco, ya que al conocerlo dejo de ignorarlo.Con el tiempo aprendí, que no vale de nada intentar ignorar, lo único que cuenta es buscar algo que pueda luchar contra esa incómoda existencia.

No se teme a lo oscuro.

Es bueno conocer las tinieblas, ya que una vez sopesadas se aprecia mucho más la luz. Cuando la noche se presenta más tenebrosa es cuando más se aprecia la luz de una solitaria vela. Una vez descubierto que es lo que enciende la chispa de la vela, se podrá superar cualquier tipo de oscuridad.

Reclasificación de personas.

Básicamente existen dos tipos de personas, en un análisis muy precario de ellas. Están las que difunden alegría y felicidad cuando llegan, o las que generan exactamente lo mismo al llegar que al marchar... indiferencia.

Ójala lo entendieses.

El odio que se alberga en mi corazón, probablemente propicie mi derrota a manos de mis "enemigos". El perdón, sin embargo... me puede llevar a triunfar.

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Un sabio te puede indicar el camino, pero si además es una buena persona, te acompañará en su trayecto.

El infortunio es como una lavadora.

Cuando algo vaya mal, uno puede rendirse, o bien dejar que el infortunio haga de si mismo una persona más cabal. Las adversidades nos retuercen y nos zarandean, como hace una lavadora con la ropa. Pero al final salimos relucientes, mejores que antes.

Pequeña lección, aprendida por experiencia.

Es bueno prestar atención a lo que digan los demás,y no apresurarse a decir la opinión de uno mismo. El necio se pone en evidencia al abrir la boca; sin embargo, si aprende a morderse la lengua, quedará como sabio.